miércoles, 19 de febrero de 2014

Llegados aquí y ahora - Escandar Algeet

...habrá que pensar en un después y muy lejos.

Algo regamos mal, porque por dentro nos crecieron candados de llaves ajenas.
Silencios que en su estado avanzado de putrefacción no eran nada más que eso: silencios.
Como un enorme desierto de arena y de nada,
como montañas inquebrantables ocultas bajo el espeso sudor de una niebla.

El vacío también es un sentimiento.
Así que cuando vi tus ojos llenos de lágrimas dejé de creer en los oasis.

Llegados a un ahora que no lo parece, disfrazados de distancia como en común acuerdo,
con esa belleza que tienen las fotos en blanco y negro de siglos pasados
nos miramos
consumiéndonos el uno al otro con un pronóstico de ceniza en cada calada.

Desgastados como neumáticos viejos
y asumidos
como el imposible amanecer de un sueño al que se da por perdido,
sin poder dirigir la osadía
ni encontrarle a la valentía un timón,
rotos
como unos vaqueros
o como una mirada que empieza a recoger los cristales
del espejo interior
goteando crucigramas de adioses
que van bajando por nuestras mejillas.

Se cayó la bandeja de plata y con ella
la bebida, mi amor.

Llegados a este aquí tan distante, a esta rutina de esquelas que es la tristeza en cada palabra,
vulgares en los gestos y hábiles en los amaños,
con las trampas colocadas alrededor nuestro por si alguno quisiera huir
y no supiera

creo

que no me preocupa tanto el hacernos daño
como que estemos en ese punto en que seamos incapaces de hacérnoslo.
Apagados,
como la leña después del fuego, soplamos la ceniza que queda en nosotros
resignándonos a limpiar al menos lo que ya no arde.

Porque cuando se nos hizo tarde todavía no éramos viejos
pero ya no había vaho en nuestros suspiros,
parecía invierno
y con un beso
volvimos cada uno a ese frío del tu a lo tuyo

y yo a lo mío.

miércoles, 12 de febrero de 2014

Perdiste - Vico y Mónica Gae



No se puede vivir, siguiendo el reguero de las horas en que no estás aquí.
No se puede vivir, rompiendo las normas, rompiendo en pedazos lo poco que queda de mí.

Enamórate de un carnaval, que ya no te esperaré, que no quiero ser capaz.
Perdiste por mentira la verdad.

Olvidarme de ti, es olvidar el camino de
vuelta a casa, aunque ya no exista casa ni seas tú el que me acompañe en el
camino.
Es volar fingiendo que sigo teniendo
alas y caerme, pensando que, quizás así, caeré de nuevo en ti o tú en mí...
pues eso de soltarnos siempre supimos cómo hacerlo.

No se puede vivir, rondando las migas de pan que no traje a Madrid.
No se puede vivir, bajando escaleras, tratando de alcanzar la cima de una cicatriz.
Enamórate de un carnaval, que ya no te esperaré, que no quiero ser capaz.
Perdiste por mentira la verdad.

El amor, sin embargo, se nos quedó a medio pintar:
Quizás por eso de las medias tintas o del tintero a secas
Quizás por eso del miedo, 
de que si te daba un beso en mitad de aquel abrazo, no volvería a ser yo,
pues tú, habías ya dejado de ser tú,
por eso: 
el amor,
el no que no te dí,
pues ni opción me diste tú a mi,
me está matando ahora y me salva a la vez.

Enamórate de un carnaval, que ya no te esperaré, que no quiero ser capaz.
Enamórate de un huracán, que me lleve con Juliette, para nunca regresar...

Y es que aquello de que la esperanza es lo último que se pierde
no solo es mentira, es también una putada,
eres tú lo último que perderé,


después incluso de perder la vida.