El regalo más emocionante y el más bonito que me podían haber hecho es sin duda unos versos de aquel que me introdujo en la poesía.
Aquí compartiré pedazos de vida de otras personas, que hicieron de mi lo que soy. http://tachialemonche.blogspot.com.es/
miércoles, 21 de mayo de 2014
viernes, 2 de mayo de 2014
Maleta Rota - Ignacio Martín Lerma
Es hermoso saberme
entre tu nombre,
y por eso ahora duelen y sangran mis labios.
Es amargo pronunciar lo que termina en nada…
Vuelvo a verte,
y sé que es posible que ya encierres en otro nombre
tu presencia,
tus miradas,
la dorada humedad de tu cabello,
la dorada humedad de tu cabello,
tus manos frías.
Ahora es de noche
y tu adiós me devuelve la certeza de que ya no eres cierta…
¿Es verdad que tu boca irá deshabitándose?
No puedo imaginar que alguien te llame,
allí por ese reino donde ahora enmudeces,
mordiéndote los labios como lo hacía yo entonces.
Aunque sea triste, quizá eso sea vivir:
ir olvidando.
Ver que mis palabras están llamando a nadie,
saber que una sombra súbita
agrieta la más cierta esperanza.
Poder tener la vida
entera
para tener tantas y
tantas cosas
y en cambio poseer
el tiempo justo
para meterlo todo
en una maleta rota:
Los viajes,
los
paseos,
los libros,
los ratos de
silencio,
las caricias,
las huidas,
las trampas
peligrosas donde caíamos a veces,
las palabras que al
final, terminaban rescatándonos,
el primer día,
los
planes para volver a vernos,
una imagen de ti
con el pelo mojado saliendo de la ducha,
el tacto de tu piel
todavía en mis dedos,
las ganas de reír
en plena madrugada,
mis camisas,
toda la música que
escuchamos,
lo que estuve a punto de decirte,
lo que
desgraciadamente,
al final,
callé.
Todo eso acabó.
Aprieto tu adiós en
mi mano
y tu nombre se
estrella contra la esquina del tiempo.
Sin embargo, he de
seguir así,
diciendo cosas
tuyas a la noche,
abrazado a la
orilla del recuerdo, llevándote en mis sienes,
buscando tu
presencia en cada paso.
Ahora, sólo te pido
un favor:
no dejes que
termine de leer este poema,
quítame este folio
de las manos,
rómpelo,
y dime que nuestro
adiós
fue tan solo
una gran mentira.
Pero si no es así,
escóndeme tu carne
para que nunca
nunca
logre encontrarla.
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