martes, 24 de diciembre de 2013

Hace frío - Sergio Carrión

Hace frío, 
como un invierno sin sol. 
O como las llamadas perdidas. 

Y la habitación siempre desordenada: 
la ropa sobre la cama y mi vida por el suelo. 

Os juro que ya he perdido la cuenta de los cigarrillos que me he fumado como sustitutos de alguna boca. 
Encontraré un lugar: 
unos brazos, 
en los que el tiempo lo controle el corazón y no tenga nada que ver con el mundo. 
Una franja horaria limitada por la línea de tus curvas. 

Ser feliz depende de que me hagas, he creído comprender. 
Que sin ti no llego a rascarme ese miedo que me pica, 
localizado entre el vértigo de quedarme solo más tiempo y la realidad que suena temprano a las 8 en punto. 

Quisiera querer despertar mañana.

viernes, 22 de noviembre de 2013

Huir - Marçal Font

Huir, como si quemara la sombra. Huir. Huir como el viento, como el agua, como la piedra. Huir del mar, huir de la sal, huir de la arena, huir de la vida como si la vida en ello nos fuera. De los brazos de la matrona a los del sepulturero. Huir. De Domingos con prisa, de madrugones graníticos, de siestas calcáreas, de sueños de arenisca. De poemas en servilletas, de dogmas sin crítica y de la crítica con caretas, de la academia sin sangre y de la sangre sin sapiencia. Huir. De quien canta un salmo igual que un gol, de quien canta un gol igual que un parto. De quien invoca guerra con Paz en la boca, del disidente a deshora, del que por tí mataría y del que sin tí se mata. De la lucha sin sentido y del sentido en simulacro.

Huir. De quien no ama Belleza, de quien no consume Belleza, de quien no devora Belleza, de quien no es un adicto empedernido de la Belleza y la busca hasta en los recovecos más repugnantes del mundo, porque sólo nos salvará Belleza. Huir de todos los demás hasta quedar solos. De los ecos, los reflejos, los fuimos, los habíamos, los hubiéramos, los habríamos sido… De ti y de mi, del nosotros, del “como ellos”, los para siempres y jamases.
Huir. De quien tiene más camino en la lengua que en la suela, más cicatriz en papel que en la piel, más curriculum que vida de capa y espada. Huir de uno mismo. De quien dice ser uno mismo, él mismo desde sí mismo. De quien se busca y de quien se pierde por seguirse y por seguir a quien se pierde.

Huir. Del polluelo muerto en la mano y los cien volando en la cresta. Del loco deslunado, del águila sin sol, del poeta sin poema, del monje sin hábito, del rey sin corona, de la mona sin seda, del emperador sin traje nuevo y del reo sin condena. Huir de Marte sin espada, de Venus sin pasión, de Judas sin beso, de Narciso sin espejo, de Orfeo sin lira, de Betty Boop sin liga, de San Esteban sin martirio y don Quijote sin delirio.

Huir. De quien teme a Amor, de quien avergüenza a Amor, de quien burla a Amor, de quien a Amor, aquella maravillosa putada, rinde tributo en rituales huecos y frases hechas, flores por encargo y cuernos de puta triste y entrega en usufructo de cuerpo cansado. Que sólo Amor mata a Amor y todo lo demás es mamoneo, envoltorio y tapa.

Huir. Para no quedarse quieto. Para crecerse y no estancarse, para no ser pestilente y traicionar al tiempo achicando territorio hasta quedar sólo en “yo”, chiquito, nimio, estático y colapsado como una bici sin pedales.
Huir. Lejos. Más allá de mares de dudas, travesías del desierto, montes de Venus, cuevas del tesoro, caminos de oro, puentes de plata, castillos de aire, torres de marfil y pantanos del pensamiento. Más allá de puertas al más allá.
Huir. Lejos. Hacia la boca del lobo, hacia el lienzo en negro, hacia lo que no todavía pero quizás más tarde, hacia la sima oscura, profunda, sin vértigo del misterio. Huir en un salto abisal. Huir por huir para ser y no estar. Para estar en otra parte. Para que sea otra parte. Huir para ensanchar el mundo y engullir abismos en caída voraz hacia lo hondo, hacia el orgasmo y la herida. Hacia el cielo en agua y la sangre en llamas. Huir como si quemara la sombra.


Huir.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Yo antes de ti

Antes de ti lo tenía todo:
Tenía mis labios, mis labios me pertenecían.
Tenía mi piel, 
mi pelo 
e incluso un corazón en propiedad sin intereses ni deudas a plazo fijo.

Antes de ti tenía nombre, 
dos apellidos, 
ocho cifras en mi DNI.
Cero positivo en mi grupo sanguíneo,
tenía, al fin y al cabo
sangre recorriendo mi cuerpo.

Yo antes de ti tenía manos, 
piernas, 
una cicatriz en mi clavícula
y una espalda con tus huellas.

Antes de ti me pertenecía,
me sabía mía 
y desconocía esta necesidad de sentirme tuya
y entonces tú...

convirtiéndote en el principio y en el final de un cuento nunca escrito
en el érase una vez, ni dos ni tres
y esa es la mayor de las putadas.

Yo antes de ti lo tenía todo,
me tenía a mí.

Ahora sólo me queda la esperanza de mirarte 
y soñar con que algún día
vuelvas a querer perder el tiempo conmigo.

sábado, 2 de noviembre de 2013

Como saberte desde entonces. - Irene, con R

Me habían hablado del destino
demasiado tiempo, 
como que para ahora
me devuelvan mi escepticismo 
en una bala con sus labios.

Lo más peligroso de lo imaginable,
es lo que imaginas con los ojos cerrados
como una incrédula ante su propia suerte.
Cuando repites "no" antes de ofrecerte
cualquiera de tus posibilidades.

Y una de ellas eras tú.

Tú el día que me convertiste en síes
todos mis muros erróneos.
Tú el día que apretaste con tanta fuerza
el paisaje de un invierno
en el que un único día nevó
y me pillaste con las manos calientes.

O tú, el sol sobre tu cabello
o el descenso cinco minutos antes
de elevarme sobre la cornisa,
con altura desconocida.

Me hablaste de casualidades
y de por qué te confundían con ellas.
Yo que me hubiese creído que venías
de cualquier parte,
que no fuese mi pasado.

Empecé a creer, 
como si de mi religión
te tratases.

Entonces, 
Imagina que hubiese 
salido de casa cinco minutos después,
que hubiese perdido mi tren,
y ya seríann diez minutos de más.
Que al subir las escaleras
no hubiese esperado,
y mi impaciencia me hubiese llevado
por el camino contrario.

Imagínalo tú, que yo no puedo.
Si lo haces, no hubieses sido casualidad
ni me hubiese creído un momento
lo de tu destino.

Imagina que no te hubiese encontrado
en este mismo lugar
donde te hice estallar,
de risa.

Hoy no sería lunes,
ya sabes eso de que
"siempre es lunes desde entonces."


Y yo no sabría,
que puedo viajar a cualquier parte
donde aún queden restos
de tu recuerdo.
Que eso de soñar está muy mal visto,
cuando cierran los ojos
y no te ven.

Cuando son estos mismos ojos
los que aprendieron a vivir un sueño

quedándose prendados de tu realidad.

Presentación "Un Invierno sin sol" - Escandar Algeet


Yo amé, con perdón.

Amé por encima de todas las cosas, que es,
permítanme que les diga,
de la única forma en que se puede amar.

Yo viví
en un cálido regazo del amor,
protegido bajo su techo,
comiendo de su misma mano,
aprendiendo el fuego hasta verlo arder,
hasta quemarnos.

Compartí su sudor
y ascendí en su alegría de peldaño en peldaño.
Es decir: de dos en dos.

¿Sabéis qué?
Yo tampoco creía en la magia hasta que la vi.
A ella.
Irradiándola, desprendiéndola,
descontrolando el tiempo
y cargándose con un gesto cualquier rutina impuesta,
criando una primavera en cada estación.

Solo querría decirles eso.
Decirles: yo tuve un reino y lo llamé hogar.
Y fue tan inmenso como el más pequeño de los detalles.
Una puta barbaridad.
Así debía de ser mi cuento.

Sin embargo, escribo desde el dolor aquel
en que solíamos gritar que todo acaba mal
porque si no, no acabaría.

Así fue
que todo se llenó de distancia
y de sangre,
todo se ensució de grietas y pudriéndo-
se pasó como una enfermedad
por delante de nosotros,
un olvido por encima de nosotros
paseándose
jodiéndonos,
diciéndonos adiós,
a Dios reclamadle.

Estas son mis ruinas y esta es mi voz.
Un paseo con vistas a los escombros.

Si veis al amor por ahí, solo decidle que lo siento.
Que el frío se ha hecho ciudad
y yo, solo, he aprendido a quemarme.

Que la poesía pague los destrozos
y su recuerdo sea mi única migaja de calor.

Esta es la historia de un derrumbamiento.
El infierno hecho paisaje.
Mi baile nupcial sobre el lodo.

Un invierno sin sol.

miércoles, 30 de octubre de 2013

Peripecias y otros trucos tontos para huir de mí - Carmen Boza

Tras de si va dejando un reguero de pan,
y es que aún no se ha atrevido a urdir, pero conserva para fantasear.
Y en el fondo de lo de más adentro no quiere admitir que todo eso está pudriéndose.

Presa de centrifugar todos sus convencimientos en bucles cíclicos y muertos: sus peripecias para desconectar, colecciona besos y desaciertos y periódicamente los expone al vituperio.

Y qué si no es blanca su bandera y si ostenta la secuela de una guerra que ha elegido perder.
Y quiere enfrentarse a la palestra, a cualquier reminiscencia del pretérito imperfecto que fue.

Justo así entre sonidos ajusto mi tempo, es más espacio temporal cuando se hace silencio.
Y si observo todo lo demás expuesto, tengo que admitir que todo ésto está muriendo.

Y qué si no es blanca su bandera y si ostenta la secuela de una guerra que ha elegido perder.
Y quiere enfrentarse a la palestra, a cualquier reminiscencia del pretérito imperfecto que fue.




martes, 22 de octubre de 2013

Fragmentos de Raro - Benjamín Prado

Sólo los tontos creen en sí mismos. Ésa era la frase favorita de mi padre. Le gustaba decirla para acabar alguna de sus historias acerca de la manera en que había construido el futuro con sus propias manos, contra viento y marea. Cuanto más te hundes, menos gente confía en ti; no creen que hayas caído desde alguna parte, sino que siempre has estado abajo.

Muchas veces creemos que si no hubiéramos hecho las cosas tal y como las hicimos, ahora estaríamos en un sitio mejor, pero nos equivocamos. Sólo es que a veces las ruedas cambian de dirección antes de que todo vuelva a su sitio.

¿Sabes? es como si todo el tiempo estuvieras corriendo junto a un enorme pozo, levantando un muro a su alrededor, y bastara un pequeño empujón para caer dentro de él. Parece que alguien viene y escribe algo encima de toda tu vida y cuando vas a mirar, lo que hay escrito es no hay trato. Sólo es eso: no hay trato.

...Y se decía a si misma algo del estilo de: cuando todo va demasiado rápido tienes que ir deprisa si no quieres quedarte atrás. Siempre he pensado que mi madre era mucho menos valiente que sus frases, pero supongo que era su forma de mirar hacia abajo y no sentir vértigo.

Después de aquello nada volvió a parecer igual: era el mismo puzzle, pero algunas piezas ya no encajaban y otras se habían perdido para siempre. Es curiosa la forma en la que recordamos las historias sólo porque estaban llenas de cosas pequeñas que no nos caben en las manos.

Dicen que cuando alguien no tiene nada que darte, te ofrece el futuro, pero no es cierto. Lo cierto es que un día te das cuenta de que lo malo no son los problemas, sino el hecho de que necesites darles una respuesta, y entonces, sin saber de qué forma ha ocurrido, te encuentras en alguna parte mirando a la oscuridad, las calles encendidas y las casas apagadas, imaginando un montón de gente que piensan unos en los otros, que tienden puentes a lo largo de toda la ciudad, de una habitación a otra, de un corazón a otro.

Todas las canciones terminan por ser tristes, por ser la banda sonora de algo que has perdido. Hay canciones que vuelven muchos años después para rompernos el corazón y hay mujeres que se marchan como si fueran canciones. Para alguno de nosotros es algo que viste una vez pero no pudiste coger y que no has vuelto a ver nunca más, algo que de alguna manera has perdido antes de que fuera tuyo y desde ese día sabes que el resto no es nada, sólo nieve cayendo encima de la nieve, y aunque tengas alguna parte donde ir, hay mil puertas a tu alrededor, pero ninguna tiene la palabra salida.

Al fin y al cabo, las cosas que uno está dispuesto a creer terminan por ser verdad.

Tal vez estaba convirtiéndose en una de esas personas que de pronto descubren que entre todo lo que tienen y todo lo que han perdido no hay absolutamente nada.

La verdad es que no la culpo: todos tenemos derecho a asustarnos cuando vemos que algo grande se nos viene encima. Tess era uno de esos coches que aparecen de pronto en las calles del centro cubiertos de nieve de alguna montaña lejana y la gente se da cuenta de que querría estar en esa montaña y toda la ciudad empieza a parecer una ciudad distinta y peor y sus relojes van más despacio y sus sábados están más lejos. Sólo que su nieve no se deshacía, aquel coche estaba cada vez más blanco mientras el mundo seguía dando vueltas con sus veranos e inviernos, con sus noches de lluvia y sus tardes de sol. Nuestras habitaciones volaban por los aires y ella escribió un poema que hablaba de las formas en que se fundían las líneas de nuestras manos y yo descubrí que cuando la escalera termina puedes seguir subiendo. Y, de repente, la nieve empezó a deshacerse. [...]Las cosas siguieron por el mal camino. Ella había olvidado que en un tanto por ciento sólo eres feliz cuando sabes usar las cosas que ya tienes como si fuesen nuevas y yo ya había empezado a mirar para otra parte. Fueron tiempos difíciles, con cada uno de nosotros al final de su propia calle sin salida. Una vez leí que los hombres creen fácilmente en aquello que desean. Tess y yo habíamos dejado de creer en nosotros mismos.

Casi todo lo que intentan enseñarte tus padres cuando eres joven es que no debes ser tan joven.

Cuando no tienes ningún sitio a dónde ir, todos los sitios son el mejor. Había creado un mundo romántico dentro de canciones que él quería bailar pero miserable y soez fuera de ellas, Ander no quería hundirse pero tampoco nadar, sólo quería hacerse el muerto. Mientras flotara, le daba lo mismo dónde le llevase la corriente.

Todo el mundo tiene más recuerdos de los que necesita.

Me parece que ella también está asustada y cuando me quedo mirándola me doy cuenta por primera vez de lo que ha cambiado: tengo la sensación de que las palabras son las de siempre, pero la mujer que las dice es otra. Cuando vuelvo a mirarla sus ojos están llenos de lágrimas pero sonríe. A veces la gente sólo avanza porque teme dar un paso atrás.

Parece un hombre decepcionado e infeliz. Su cara dice que en este mundo los únicos que saben lo que les espera son los que no esperan nada.

No sé que era, pero allí estaba: de repente todo había cambiado de sitio. Ya sabéis a lo que me refiero: la próxima vez que miras, el río ha empezado a correr en dirección contraria. Pensaba en ellos de una manera extraña, como un hombre puede imaginar un río, pero no una manera de cruzarlo.


miércoles, 16 de octubre de 2013

Sabes - Álvaro Ruiz

¿Sabes? Aún recuerdo pasión y salida
aún recuerdo las visitas 
de noche por Santa Cruz.

¿Sabes? Aún recuerdo las miradas,
miradas que ayer se perdieron 
en la parada del autobús.

Volver.
 Regalaría el mundo por volver 
a tus abrazos en aquella planta.

Volver
a recordar todos los momentos, 
momentos que ayer se perdieron 
bajo la luna, en la calle del agua.

Cansado, 
estoy harto y he fracasado 
de buscar entre la multitud 
las caricias de un pasado.

Cuidado
con esa sonrisa, tú ten cuidado 
con esos labios tan delicados
que al tocarlos pierden su luz.

Te sigo esperando sentado 
en lo alto de mis ilusiones.

Y sigo buscando pasmado 
en el cajón de las soluciones 
para las letras de mis canciones…

Y lo único que encuentro eres tú.

Y eres la canción que se quiere escuchar 
en los días de soledad 
y en momentos desorbitados.

Y eres la paz y eres la tranquilidad 
y eres como el sonido del mar 
y eres luz para los desdichados.

Juntos 
no podemos cambiar este mundo, 
pero que el mundo nos cambie a nosotros 
si nosotros no estamos juntos.

Juntos 
nos reiremos de los problemas
y saltaremos todas las barreras
que hacen de la fría realidad.

Y todos los días me enseñas a vivir
y a sentir y a sonreír 
a la injusticia y a los palos.

Y todas las noches me quedo sin dormir
por no saber sobrevivir 
a las tardes sin ti a mi lado.

¿Dónde quedarán anunciados los recuerdos 
que juntos nos envolvieron 
como envuelven las hojas los suelos?

¿Dónde quedarán las historias perdidas 
de los jóvenes sin salida 
que juegan con la vida 
en una misma partida?


lunes, 14 de octubre de 2013

Volverás - Javier Limón

Cerró la puerta sin decir adiós
Nunca volví a verla nunca más volvió.
Como yo te quise nadie te ha querido;
Insensata mía 
¿por qué te has ido?

Y me dejaste sola como el mar,
Yo vivo como el aire libre pero sin saber a dónde va.
Y nadie te ha querido;
Insensata loca 
¿por qué te has ido?v

Tu volverás, y cuando tu regreses amor
Verás como alguien quiso ocupar mi pobre corazón por ti, y ya verás
Como tú a mi me pides perdón y yo que ya estoy loca de amor yo voy y te perdono.

No eran tan falsas aquellas mentiras,
Ni tan verdaderas tus verdades favoritas,
No fueron tan callados aquellos silencios,
No fueron tan malos algunos momentos.

Si ahora te marchas vete para siempre,
No te des la vuelta que las vueltas siempre duelen.
Y habré la ventana que da al paraíso
Olvídame si puedes, yo no he podido.

Tu volverás y cuando tu regreses amor
Veras como alguien quiso ocupar mi pobre corazón por ti,
Y ya verás como tú a mi me pides perdón,
Y yo que ya estoy loca de amor yo voy y te perdono, yo te perdono.