Eras
la chispa que me hacía falta,
el
silencio que cortaba,
la
droga que me podía colocar,
la
canción que me podía hacer llorar.
Y me habría roto el corazón mil veces más,
antes
de no tener un último polvo en tu cuarto.
Y lo de las cicatrices eran lo de menos,
(que
son un par de rasguños comparados con tú ausencia).
Y en parte puede que tenga la culpa;
elegí
hablar de nosotros cuando me preguntaban por mí,
elegí
que me comieras a besos y luego dieras el portazo,
arriesgue
y me la jugué por ti.
Y ahora no estoy desde que no estás.
Y no
soy sin ti.
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