sábado, 2 de noviembre de 2013

Como saberte desde entonces. - Irene, con R

Me habían hablado del destino
demasiado tiempo, 
como que para ahora
me devuelvan mi escepticismo 
en una bala con sus labios.

Lo más peligroso de lo imaginable,
es lo que imaginas con los ojos cerrados
como una incrédula ante su propia suerte.
Cuando repites "no" antes de ofrecerte
cualquiera de tus posibilidades.

Y una de ellas eras tú.

Tú el día que me convertiste en síes
todos mis muros erróneos.
Tú el día que apretaste con tanta fuerza
el paisaje de un invierno
en el que un único día nevó
y me pillaste con las manos calientes.

O tú, el sol sobre tu cabello
o el descenso cinco minutos antes
de elevarme sobre la cornisa,
con altura desconocida.

Me hablaste de casualidades
y de por qué te confundían con ellas.
Yo que me hubiese creído que venías
de cualquier parte,
que no fuese mi pasado.

Empecé a creer, 
como si de mi religión
te tratases.

Entonces, 
Imagina que hubiese 
salido de casa cinco minutos después,
que hubiese perdido mi tren,
y ya seríann diez minutos de más.
Que al subir las escaleras
no hubiese esperado,
y mi impaciencia me hubiese llevado
por el camino contrario.

Imagínalo tú, que yo no puedo.
Si lo haces, no hubieses sido casualidad
ni me hubiese creído un momento
lo de tu destino.

Imagina que no te hubiese encontrado
en este mismo lugar
donde te hice estallar,
de risa.

Hoy no sería lunes,
ya sabes eso de que
"siempre es lunes desde entonces."


Y yo no sabría,
que puedo viajar a cualquier parte
donde aún queden restos
de tu recuerdo.
Que eso de soñar está muy mal visto,
cuando cierran los ojos
y no te ven.

Cuando son estos mismos ojos
los que aprendieron a vivir un sueño

quedándose prendados de tu realidad.

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