Antes de ti lo tenía todo:
Tenía mis labios, mis labios me pertenecían.
Tenía mi piel,
mi pelo
e incluso un corazón en propiedad sin intereses ni deudas a plazo
fijo.
Antes de ti tenía nombre,
dos apellidos,
ocho cifras en mi DNI.
Cero positivo en mi grupo sanguíneo,
tenía, al fin y al cabo
sangre recorriendo mi cuerpo.
Yo antes de ti tenía manos,
piernas,
una cicatriz en mi clavícula
y una espalda con tus huellas.
Antes de ti me pertenecía,
me sabía mía
y desconocía esta necesidad de sentirme tuya
y entonces tú...
convirtiéndote en el principio y en el final de un cuento nunca
escrito
en el érase una vez, ni dos ni tres
y esa es la mayor de las putadas.
Yo antes de ti lo tenía todo,
me tenía a mí.
Ahora sólo me queda la esperanza de mirarte
y soñar con que algún día
vuelvas a querer perder el tiempo
conmigo.
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