lunes, 14 de octubre de 2013

Poema de Patricia Rojo.

Llegaste en el anuncio.
Tú lo decías al decir voy.
Llegabas.
Por eso no te espero sola, ni aquí.

Estamos juntos en ese otro sitio intermedio entre los dos,
donde nos reunimos con la luz cada vez,
antes que con los cuerpos;
y de ahí, quizá, arrástrame hasta la luz,
hazme venir,
enciende cada poro y dime "eres",
dime "crece en ti el universo,
eres el primer motor,
el modo,
el torno,
el sí que todo lo sustenta y que yo alcanzo con la forma tibia de mis manos".

Entonces las cosas empiezan a funcionar y mira, escucha, han salido todos a celebrarlo:
los 365 días y las galletas con chocolate;
tu festiva banda minúscula y los libros que compramos juntos;
tus álbumes de dibujo, las fotografías,
las recetas ricas que preparas,
las láminas que me dejas siempre, cuando te vas, debajo de la cama;
el reloj que no te gusta, el agua y la miel.

Obsérvalas, van bailando por la casa.


Adiós es una palabra de dos sílabas, acentuada, aguda por cada paso que das cuando te marchas.

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