lunes, 18 de marzo de 2013

Que vamos - Carlos Salem

Soy pésimo partido y no es noticia,
fumo demasiado, bebo lo que puedo
y necesito de tu ayuda inestimable para cometer errores nuevos.

No soy primero en descubrir la pólvora entre tus piernas,
pero me quemo feliz los dedos al encenderla.

Me canso al subir las escaleras,
pero algunas noches me siento tan ligero al trepar tus cordilleras,
que en la cima no planto banderas sino besos.

No he delineado el puente inaugural de tus suspiros,
pero tú y yo sabemos que bajo ese puente vivimos.

Mis bolsillos envidian a mis pulmones,
llegaría a fin de mes si los meses tuvieran cinco días.
Me muero algunos jueves a las siete,
resucito cuando despierto y me miras.

No voy a deslumbrarte con fuegos ni promesas,
pero le soplo palabras a tu cuello
y él sabe que son torpes y ciertas.

No creo que seas mi último tren
porque ése será el que descarrile.
Te miro como a un tren al que subirme
para viajar con destino a lo que toque
y seguir tocando mientras quieras.

En resumen:
no soy un caballero en busca de princesa,
sino un viejo caballo mal domado
que paga muy poco en las apuestas
y no ha ganado aún la mejor de sus  carreras.

Pero si quieres cabalgar tocando el horizonte con las manos
más allá de cualquier meta,
agárrate
que vamos.

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